viernes, 6 de febrero de 2015

¡Es preciso cambiar la sociedad!


¿Los jóvenes de hoy creen que el deseo de cambiar la sociedad es válido y suficiente, como camino, para transformar la sociedad de los mayores-casta? Como siempre, la primera reacción de los “adultos” fue de perplejidad, me refiero a los inicios de esta revolución, al 15M; pero a continuación lo que hacen es reafirmarse. Me pregunto si esto es el mismo error de fondo que se cometió en el 68. Afirmar que “hay que cambiar la sociedad” coloca al que lo afirma fuera de la masa y lo empoderiza como sujeto de la historia. Esto exalta evidentemente el orgullo personal, la autoafirmación y la conciencia de grupo, que es muy legítimo, pero ¿no se producirá también el mismo error que en el 68? Es decir, que haya CAMBIO sin METAMORFOSIS real. Esta vez espero que no!
El movimiento 15M fueron protestas de carácter pacifista con la intención de promover una democracia más participativa, alejada del bipartidismo PP PSOE, por la defensa del estado del bienestar y contra el servilismo hacia la banca o las grandes corporaciones. Ha aglutinado a diversos colectivos ciudadanos con distintos lemas, como el de la manifestación del 15 de marzo: «Democracia real ¡YA! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros». El movimiento 15M es un movimiento apartidista, sin vinculación a partido o sindicato alguno, pacifista, horizontal y transparente. Posee un trasfondo político inequívocamente posicionado en la defensa de lo público y lo social.

Salud y suerte, manolo

martes, 3 de febrero de 2015

escándalo hiperbólico!!!!!


pues ahí va otra más de mi admirado amigo en la distancia que casi siempre dice lo que a mi me hubiera gustado decir...

José Antonio Palao ErrandoProfesor del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la  Universitat Jaume I de Castelló
Les advierto que si Podemos consigue buenos resultados electorales nos podríamos encontrar con casos escandalosos, como que sea concejal un chaval que haya puesto en su CV que tenía experiencia como jefe de taller porque su patrón lo dejaba a cargo mientras se iba a tomar cañas, aunque no le hizo nunca más que un contrato de prácticas. O un licenciado en Comunicación Audiovisual que ponga que tiene experiencia en dirección, porque dirigió y montó secuencias enteras para su productora, aunque no tuviera nunca más que un contrato de becario, de operador de cámara o de eléctrico. De una graduada en ADE que se puso que era encargada de local, cuando en realidad simplemente servía copas. De un comercial que se puso de Jefe de Ventas, para ver si conseguía salir del infierno del paro. O el de un filósofo o una antropóloga, una ingeniera o un licenciado en derecho, que no destaque lo buenos que hacía los kebabs durante su estancia de movilidad exterior en el Reino Unido, aunque esa actividad se haya llevado la mayor parte de su tiempo laboral, y sólo diga que se maneja bien en inglés. Toda esa gente aspirando a puestos de responsabilidad política ¡Qué escándalo de perroflautas advenedizos!!!!!
Todos los pobres, los trabajadores, los desheredados (es decir, los que no tenemos patrimonio por herencia),  los aspirantes a asalariados nos hemos visto en la necesidad de engordar, mejorar, barnizar nuestro currículum. Es la auto-publicidad lógica en una sociedad de mercado. Tiene narices que cuando una empresa se hace publicidad se vea de lo más lógico y cuando, en el mismo ambiente tremendamente competitivo, un individuo lo hace se diga que está mintiendo. Yo lo he hecho. Y también firmo continuamente cartas de recomendación para mis alumnos en las que los ensalzo todo lo hiperbólicamente que puedo: considero mi obligación poner mi granito de arena para que puedan aspirar a hacer un Máster o a ganarse la vida.
Cuando eso se hace de cara a la universidad o a cualquier puesto en la administración, entre la selva de los baremos y evaluadores, que van a mirar con lupa y con un control inimaginable en el sector privado, me parece absolutamente legítimo que uno proponga que se le valore cada ítem lo más alto posible. Es responsabilidad de la instancia evaluadora cotejar, comprobar y decidir con mesura. Monedero hizo lo propio como trabajador. Y me parece absolutamente deshonesto juzgar por parámetros políticos, de actividad pública, lo que se hizo como asalariado. Una cosa es colgar tu CV en una web para publicitarte como conferenciante o como profesor y otra es que se quiera decir que eso debe juzgarse desde los parámetros de la política, años después. Uno puede haber estado como investigador invitado o como investigador en formación en una Universidad o en un Instituto y haber dado una charla o un seminario, por invitación de los responsables del mismo y de los tutores de su estancia. Puede decir, pues, que ha impartido enseñanza y no tiene por qué haber ningún registro oficial de ella.
Por favor, ¿alguien me podría enseñar los CV de Luis Salom Andrés (por ir a lo local) o de Francisco Nicolás Gómez Iglesias o Rafael Hernando (por ir a lo universal)? No fastidiemos, hombre. Ahora va a haber gente en política que se ha ganado la vida y no gente que sólo se ha ganado la vida con la política. No se les pueden aplicar criterios con los que han triunfado y mandado trepas y niñatos durante décadas.