domingo, 10 de febrero de 2013

¡Perplejidad!


¡Perplejidad! Ese es el sentimiento que me acudió al oir y ver al “tertuliano” político de un conocido programa de una conocida emisora de tv de los sábados noche.
Sentimiento y reflexión racional desde luego no son compatibles pero, si la congratulación y la compasión son las emociones que podrían justificar la conducta moral, en este caso lo que me produjo no fue una emoción simpatética sino una profunda emoción antipatética…
Y al margen de esta emoción, mi reflexión consiguiente a esta parodia de diatriba que no coloquio y mucho menos diálogo, es la de que estamos viviendo en un País enfermo y que la razón de la enfermedad de España es este modelo de Estado, que resulta inviable porque es fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, que está impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio.
En España, en mi opinión, no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos (solo a los partidos que nos los imponen en una lista cerrada).
Todo esto lleva también a una economía sumergida que llega al veintitantos por ciento del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo del país.
Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación, pensiones  y sanidad.
Por no hablar también del “detraimiento” de recursos en forma de financiación de los Partidos políticos que acaban en múltiples manos de los partidarios y no en las manos de donde salieron esos recursos, es decir de las manos de los ciudadanos, de  todos los ciudadanos. ¿Hasta dónde nos van a llevar? ¿Hasta dónde nos dejaremos llevar?
Salud y buena suerte, manolo marzal.