¡Perplejidad! Ese es el sentimiento que me
acudió al oir y ver al “tertuliano” político de un conocido programa de una conocida
emisora de tv de los sábados noche.
Sentimiento y reflexión racional desde luego
no son compatibles pero, si la congratulación y la compasión son las emociones
que podrían justificar la conducta moral, en este caso lo que me produjo no fue
una emoción simpatética sino una profunda emoción antipatética…
Y al margen de esta emoción, mi reflexión
consiguiente a esta parodia de diatriba que no coloquio y mucho menos diálogo,
es la de que estamos viviendo en un País enfermo y que la razón de la enfermedad de España es este modelo de
Estado, que resulta inviable porque es fuente de todo nepotismo y de toda
corrupción, que está impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con
las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los
organismos de control a su servicio.
En España, en mi opinión, no
existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los
diputados representan a los ciudadanos (solo a los partidos que nos los imponen
en una lista cerrada).
Todo esto lleva también a una economía
sumergida que llega al veintitantos por ciento del PIB y que frena la
competencia, la eficacia y el desarrollo del país.
Además, detrae recursos con los que
podrían financiarse educación, pensiones y sanidad.
Por no hablar también del “detraimiento”
de recursos en forma de financiación de los Partidos políticos que acaban en
múltiples manos de los partidarios y no en las manos de donde salieron esos
recursos, es decir de las manos de los ciudadanos, de todos los ciudadanos. ¿Hasta dónde nos van a
llevar? ¿Hasta dónde nos dejaremos llevar?
Salud y buena suerte, manolo marzal.