Se considera, según la OMS, que hay tres
edades cronológicas después de los 60 años:
-
Tercera edad: de 60 a 75 años.
-
Cuarta edad: de 75 a 85 años.
-
Quinta edad: más de 85 años.
Esta es una construcción conceptual desde un
criterio biológico de la ancianidad. Pero más importante y significativa es la
construcción social de estos conceptos: anciano o viejo es lo que una sociedad
decide qué es un anciano y qué es un viejo. Etimológicamente, viejo viene de “vetusto”: lo que se
desecha y anciano viene de “antiguo”:
lo que se guarda.
Podemos distinguir entre viejo y anciano,
desde el punto de vista de la antropología cultural:
-
Se empieza a ser viejo cuando se pierden tres capacidades: amar, sonreír
y
asombrarse. Por eso hay “jóvenes viejos”.
-
Se empieza a ser anciano cuando aparece la sabiduría. Es decir que se tiene la capacidad de reflexionar sobre el
sentido de la vida y que se asume la experiencia de lo vivido para encontrar un
nuevo sentido y desarrollar nuevos proyectos.
-Se
es viejo cuando sólo se tienen recuerdos.
-Se
es anciano mientras hay proyectos de vida.
-Ser
viejo es decir: “todo tiempo pasado fue mejor”.
-Ser
anciano es: no defender lo viejo sólo porque es viejo, no condenar lo nuevo
sólo porque es nuevo.
Dice el filósofo suizo Henry Amiel: “Saber cómo envejecer es la obra maestra de
la sabiduría y uno de los capítulos más difíciles en el sublime arte de vivir”.
Pero
debemos evitar el endiosamiento, porque no por ser anciano se es necesariamente
sabio o bueno. Se deben cumplir dos condiciones para una ancianidad saludable:
mantener lazos afectivos y tener una
participación
social activa.
Saludos y buena suerte.